La Ciudad de México reafirma su vocación como una capital de derechos y libertades, donde el derecho a manifestarse debe ejercerse sin dar cabida a la violencia ni a los discursos de odio. Así lo expresó el Gobierno capitalino, encabezado por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, al condenar los actos vandálicos registrados durante la reciente protesta contra la gentrificación en la colonia Roma.
“Rechazamos el uso de la violencia en cualquier tipo de manifestación pública, por muy legítima que sea”, señala el posicionamiento oficial, que atribuye los disturbios a grupos ajenos al movimiento social que convocó originalmente la protesta. Además, se reiteró el rechazo a expresiones xenofóbicas y discriminatorias que distorsionan las causas sociales que buscan visibilizarse de forma pacífica.
La administración capitalina dejó en claro su desacuerdo con las consecuencias que ha traído la gentrificación en distintas ciudades del mundo, incluyendo la expulsión de comunidades originarias de sus barrios tradicionales. En respuesta a esta problemática, el gobierno de Clara Brugada impulsa una política pública que apuesta por el arraigo comunitario y la vivienda popular, especialmente en zonas donde este fenómeno urbano amenaza el tejido social.
“Desde el primer día, nos enfocamos en garantizar el derecho a la vivienda mediante la construcción de habitación popular asequible para familias de escasos recursos”, enfatizó la Jefa de Gobierno.
Asimismo, se hizo un llamado abierto a toda la ciudadanía a mantener un debate respetuoso e informado sobre la gentrificación y sus impactos, y a construir soluciones colectivas que privilegien el bienestar común sin incurrir en actos de violencia.
El Gobierno de la Ciudad de México reiteró que defender el derecho a la libre expresión y a la protesta es parte esencial de una democracia viva, pero también lo es asegurar que estas expresiones se desarrollen en paz y con respeto a los derechos de todas y todos.
Porque en la capital del país, construir una ciudad verdaderamente democrática implica que la protesta conviva con la no violencia. Aquí, los derechos no se conquistan con agresiones, sino con diálogo, propuestas y comunidad.