Kenia López Rabadán exige crear Comité de Ética y poner orden en San Lázaro

Por Bruno Cortés

 

La presidenta de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, lanzó una advertencia directa pero diplomática: si los legisladores quieren recuperar la confianza ciudadana, es momento de poner orden en casa. Con tono firme, pidió a todas las fuerzas políticas dejar de lado los pleitos y ponerse de acuerdo para integrar, de una vez por todas, el Comité de Ética que dicta el propio reglamento de San Lázaro.

Su propuesta suena sencilla, pero el trasfondo es fuerte: sin ese comité, la Mesa Directiva no puede sancionar a ningún diputado o diputada que viole la ley o el código de conducta. En pocas palabras, si un legislador se pasa de la raya, el Congreso se queda sin dientes para ponerle un alto.

López Rabadán recordó que ser diputado no es un pase libre para hacer lo que se quiera, sino una enorme responsabilidad frente a los ciudadanos. Y es que, como ella misma dijo, “la política hay que prestigiarla”. El mensaje va para todos los partidos: la gente ya está cansada de escándalos, ausencias y discursos vacíos.

“Cada legislador es responsable ante su electorado, su familia y el país”, subrayó la panista, en un llamado a la autocrítica. Para ella, recuperar la credibilidad del Congreso pasa por volver al trabajo real: asistir, debatir, legislar y cumplir con el encargo ciudadano.

Y de paso, aprovechó para poner las cartas sobre la mesa: las sesiones seguirán siendo presenciales, al menos mientras no se apruebe una reforma que lo cambie. López Rabadán fue clara: los diputados deben presentarse a trabajar, porque la gente que paga impuestos espera resultados, no excusas ni ausencias.

El mensaje llega justo en un momento clave, pues en el mismo día se discutiría una ley que busca frenar la extorsión, uno de los delitos más dolorosos para los mexicanos. López Rabadán lo dijo con claridad y sin tecnicismos: “La extorsión se ha vuelto un segundo impuesto”. Desde el pequeño comerciante hasta el empresario grande, todos han sentido ese “cobro de piso” que asfixia negocios y destruye sueños.

El llamado de la presidenta de la Cámara fue doble: hacia dentro, para que el Congreso se limpie y se discipline; y hacia fuera, para que el Estado brinde seguridad a quienes trabajan y producen. En un país donde la confianza en la política va en picada, su mensaje busca rescatar algo que parece olvidado: la ética pública.

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