Por Bruno Cortés
El debate por el presupuesto federal volvió a encender los ánimos en la Cámara de Diputados. Esta vez, el coordinador del PAN, Elías Lixa, acusó al gobierno y a Morena de actuar con autoritarismo y de bloquear cualquier propuesta opositora para mejorar el gasto público del próximo año. Lo dijo sin rodeos: “con desaseo parlamentario y obediencia absurda, nos impidieron debatir y proponer”, aseguró.
Para el PAN, el gobierno está más preocupado por obedecer órdenes desde Palacio Nacional que por atender lo que pasa en la calle. Y pusieron como ejemplo el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, un crimen que —dicen— ni siquiera movió la conciencia de quienes defienden un presupuesto que recorta recursos a la seguridad pública.
Lixa y su bancada sostienen que la 4T ha dejado a los municipios sin policías, ha debilitado a los estados y ahora quiere reducir dinero incluso a la Secretaría de Seguridad federal. Por eso, presentaron un presupuesto alternativo: de los 10.2 billones de pesos que plantea el gobierno, quieren reasignar solo el 4.3%, unos 437 mil millones de pesos, para destinarlo a lo urgente: seguridad, salud, educación y campo.
Margarita Zavala detalló que esa bolsa incluye dinero para medicamentos, salud mental, educación básica y superior, protección a la niñez, reconstruir el Fondo de Desastres Naturales (que desapareció este sexenio) y reforzar al Poder Judicial. Héctor Saúl Téllez agregó que la propuesta panista se sostiene en tres pilares: salud, seguridad y apoyo al sector productivo, especialmente a pequeñas empresas y productores del campo.
¿De dónde saldría el dinero? Plantean recortar a dependencias con baja eficiencia o con acusaciones de corrupción, como Segalmex; hacer ajustes a Sedena, al IPAB, a proyectos ferroviarios y a los llamados “megaproyectos”. No buscan cancelarlos, dicen, sino pausar algunos gastos para atender lo urgente. También quieren revivir fondos como el Fortaseg, que ayudaba a pagar policías municipales, y fortalecer el FASP, que se usa para equipamiento y capacitación en seguridad.
El tema de Michoacán atravesó toda la discusión. Para el PAN, el asesinato de Carlos Manzo dejó claro que el país está en una crisis de violencia que no se resuelve con discursos. Diputados michoacanos del PAN dijeron que la gente vive con miedo y que la Federación abandonó a los municipios. Llamaron improvisado al “Plan Michoacán” que presentó la presidenta Claudia Sheinbaum, porque —aseguran— no tiene metas claras, ni presupuesto, ni coordinación con los gobiernos locales.
Lixa fue más allá: acusó a la mayoría de Morena de votar sin pensar, solo para cumplir con la voluntad presidencial. “Antes hablábamos de obediencia ciega, ahora es obediencia absurda. Se olvidan que representan a sus estados, no a una sola persona”, dijo. También advirtió que en siete años se duplicó la deuda del país y que hoy se paga más por intereses que por programas sociales.
Los panistas insistieron en que no van a permitir que su propuesta sea ignorada. Se quedarán en la sesión, hablarán en tribuna y forzarán el debate parlamentario. Porque —dicen— lo que se discute no es una cifra fría, sino si habrá dinero o no para policías, doctores, maestros, agricultores y familias que exigen vivir sin miedo.