Por Bruno Cortés
En la Cámara de Diputados ya empezó a sonar fuerte un tema que muchos ciudadanos sienten cada vez más cerca: la suplantación de identidad con inteligencia artificial. Y es que el diputado Alan Sahir Márquez Becerra, del PAN, puso sobre la mesa una propuesta para actualizar el Código Penal Federal y tratar este asunto como lo que ya es en la vida diaria: una amenaza creciente que puede afectar desde tu reputación hasta tu dinero. La idea central es clara y contundente: quien use IA para hacerse pasar por alguien más, robar datos o manipular información, podría enfrentar de 4 a 10 años de prisión y una multa de hasta mil días, además de la obligación de reparar el daño y borrar de inmediato cualquier contenido digital suplantado.
La propuesta entra al detalle y define este delito como cualquier acto en el que, por medio de IA o tecnologías de la información, alguien obtenga, use, transfiera o manipule datos, imágenes, videos, audios o cualquier elemento identificativo de otra persona sin permiso y con la intención de sacar ventaja o provocar un daño. Y si además ese contenido se usa para fraudes o para generar desinformación mediante deepfakes —ya sea clonando la voz, la cara o el comportamiento de alguien—, la pena subiría a la mitad. En pocas palabras: si ocupan tu “yo digital” para engañar a otros, la sanción sería más dura.
La iniciativa, que fue turnada a la Comisión de Justicia, parte de un diagnóstico realista: el robo de identidad ya no es solo falsificar documentos; ahora también pasa por algoritmos capaces de crear audios, videos y fotos perfectas sin que la persona lo sepa. Y esto abre la puerta a un campo fértil para fraudes, extorsiones y manipulación digital. El diputado expone que existen formas muy comunes de ciberfraude que millones han visto o recibido sin darse cuenta: el smishing, que son mensajes de texto engañosos; el phishing, que se hace pasar por bancos para robar claves; el vishing, donde te llaman para sacarte información; o el pharming, que te manda a páginas falsas sin que lo notes.
Por eso, el PAN argumenta que la ley tiene que ponerse al día con la tecnología. Si la IA ya puede replicar tu rostro y tu voz, la legislación también debe tener capacidad para sancionar a quien abuse de esas herramientas. El mensaje detrás de la reforma es sencillo: la innovación debe avanzar, sí, pero no a costa de la seguridad de los ciudadanos. La intención es que la tecnología sea aliada, no un arma para vulnerar derechos, y que en México exista un marco legal que dé certeza a la gente y desincentive el uso indebido de estas herramientas digitales.