Entre memoria y debate: las estatuas que ya no están en CDMX

Ciudad de México, 22 de julio de 2025 — En los últimos años, la Ciudad de México ha vivido una transformación visible en sus espacios públicos con la remoción de varias estatuas que, más que decorar, han provocado controversias y debates intensos sobre la memoria histórica y la identidad cultural.

Entre las piezas más emblemáticas que fueron retiradas en la capital destacan las estatuas de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, que en julio de 2025 fueron removidas del Jardín Tabacalera, ubicado en la alcaldía Cuauhtémoc. La alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega explicó que la medida responde a irregularidades en los permisos y procedimientos con los que estas figuras fueron instaladas desde 2017. Sin embargo, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum mostró su desacuerdo con la remoción y anunció su intención de reubicarlas en otro lugar, lo que mantiene abierto el debate sobre el lugar que estos personajes deben ocupar en el espacio público.

Un caso que marcó un antes y un después fue la estatua de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma, retirada en 2020 inicialmente por un supuesto mantenimiento, pero que finalmente no regresó. En su lugar, en 2021 se instaló la figura de la “Joven de Amajac”, un símbolo indígena huasteco que busca dar visibilidad a las mujeres indígenas, dejando claro un giro en la narrativa histórica hacia la inclusión y el reconocimiento de comunidades tradicionalmente invisibilizadas. La estatua original de Colón fue trasladada al Parque América, en Polanco.

Otras estatuas removidas incluyen la del exlíder autoritario de Azerbaiyán, Heydar Aliyev, retirada en 2013 tras críticas por su figura polémica, y las esculturas de desnudos de Enrique Walbey en Acoxpa, que en 2011 fueron retiradas luego de protestas vecinales y llevadas a un recinto cultural.

Estas acciones no sólo se han dado en la capital, sino también en estados como Veracruz y Michoacán, donde protestas sociales han llevado al derribo de monumentos relacionados con figuras como Vicente Fox o ciertos símbolos indígenas, reflejando un movimiento nacional que cuestiona qué y a quién se honra en los espacios públicos.

Lo que estas remociones evidencian es un cambio profundo en la forma de entender la historia y la cultura en México, una búsqueda por dar voz y reconocimiento a víctimas históricas y comunidades olvidadas, pero también por atender los reclamos ciudadanos que ven en algunos símbolos la representación de pasados opresivos o controvertidos.

La Ciudad de México continúa su transformación, entre debates, resignificaciones y la voluntad de construir un relato más plural y justo para todos.

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