La fábrica de mosquitos en Brasil que busca frenar el dengue con ciencia e innovación

Los mosquitos suelen ser considerados una molestia por su zumbido insistente y las picaduras que provocan inflamación y picazón. Sin embargo, en el sur de Brasil se ha puesto en marcha un proyecto que les da un giro inesperado: convertirlos en aliados para frenar la propagación del dengue, una enfermedad que en 2024 alcanzó un récord de 6.5 millones de casos confirmados en el país.

La ciudad de Curitiba alberga desde julio pasado la fábrica de mosquitos más grande del mundo, donde se espera producir hasta 100 millones de huevos semanales del Aedes aegypti. Estos insectos, conocidos por ser transmisores del dengue y el Zika, son modificados de manera especial: portan la bacteria Wolbachia, inofensiva para el ser humano, pero capaz de bloquear la transmisión de los virus que transmiten.

El objetivo es liberar a estos mosquitos —apodados “wolbitos”— en distintas ciudades brasileñas. Al aparearse con sus contrapartes silvestres, las hembras transmitirán la bacteria a sus crías, lo que gradualmente “convierte” a la población local y reduce la circulación del virus. La estrategia, desarrollada por el Programa Mundial de Mosquitos (WMP), ya probó su efectividad en países como Indonesia y Colombia, así como en la ciudad brasileña de Niterói, donde los casos de dengue disminuyeron 69 % en las áreas donde se liberaron wolbitos.

No obstante, criar millones de mosquitos resulta más complejo de lo que parece. Los insectos son extremadamente sensibles a la temperatura y a la humedad, por lo que deben trasladarse entre áreas climatizadas en cada etapa de su desarrollo. En enormes jaulas de malla —cada una con hasta 10 millones de mosquitos— las hembras depositan huevos diminutos que luego son recolectados y preparados para su liberación o almacenamiento.

Otro reto es la alimentación. A diferencia de los mosquitos silvestres, que obtienen sangre de las personas en las calles, los wolbitos requieren un suministro constante dentro de las instalaciones. Cuando opere a su máxima capacidad, la fábrica necesitará alrededor de 70 litros de sangre a la semana. Para resolver esta demanda, la compañía recurre a una granja de caballos, cuyos animales pueden aportar hasta ocho litros sin sufrir daño.

El proyecto también enfrenta resistencias sociales, en gran parte debido a la desinformación. Para disipar temores y generar confianza, los equipos del WMP realizan reuniones comunitarias, talleres y encuestas antes de liberar los mosquitos en cada zona. El pasado 27 de agosto se hizo la primera liberación oficial en el estado de Santa Catarina, con planes de extender la iniciativa a Brasilia y otras regiones.

Con la combinación de innovación científica, participación social y un enfoque de salud pública, Brasil apuesta por esta estrategia para reducir drásticamente el impacto del dengue y otras enfermedades transmitidas por mosquitos, en un momento en que la urgencia sanitaria es mayor que nunca.

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